Antes de la llegada de la era moderna y más igualitaria del deporte en la segunda mitad del siglo XX, los hombres eran mucho más propensos que las mujeres a participar en el atletismo. En el siglo XXI, las mujeres pueden hacer casi todo lo que hacen los hombres en todos los campos, aunque las mujeres tienen más posibilidades en algunos deportes que en otros.

La revolución del Título IX

La situación del deporte femenino en Estados Unidos cambió radicalmente a partir de 1972, gracias al Título IX de las Enmiendas Educativas, que prohibía la discriminación en la educación pública y en otros programas financiados por el gobierno. Esta ley aumentó la participación de las niñas en los deportes de secundaria de 294.000 en 1971-72 a 3,2 millones en 2012-13. En el mismo periodo, la participación de los chicos aumentó de 3,7 millones a 4,5 millones. La participación femenina en los deportes de la NCAA aumentó de 30.000 antes del Título IX a 200.000 en 2012-13. La participación masculina en los deportes de la NCAA fue de 265.000 en 2012-13.

Deportes musculares

Los hombres siguen dominando la mayoría de los deportes en los que suele primar la fuerza bruta. Por ejemplo, no hay equipos femeninos de fútbol ni de lucha libre en la NCAA. A nivel profesional, el fútbol masculino es un gran negocio, mientras que las ligas de fútbol profesional femenino han tenido poco éxito. Esto no es sorprendente, dado que las mujeres no tienen suficiente testosterona para desarrollar músculos tan grandes como los de los hombres. Los hombres utilizan sus grandes músculos para golpear con más fuerza en el boxeo, para realizar duras presas en la lucha libre y para bloquear a linieros de 300 libras en el fútbol.

Igualdad de condiciones

Las competiciones masculinas y femeninas son casi idénticas, con sólo algunas diferencias de reglas, en deportes como el baloncesto, la natación y los saltos de trampolín, el atletismo, el fútbol, el tenis y el golf. En general, se realizan adaptaciones para tener en cuenta que las mujeres son más pequeñas y menos musculosas que los hombres. En el atletismo, por ejemplo, los hombres lanzan una pesa de 16 libras, mientras que las mujeres utilizan una de 8,8 libras. Los campos de golf tienen varios tees para cada hoyo, y las mujeres suelen jugar en los tees delanteros o centrales, en lugar de los tees largos. En el baloncesto de secundaria, el balón de las chicas tiene una pulgada menos de circunferencia y pesa dos onzas menos que el de los chicos. En el hockey universitario, el control no está permitido para las mujeres, pero no para los hombres.

Has recorrido un largo camino…

Durante muchos años, las mujeres han sido relegadas artificialmente en el deporte por su supuesta inferioridad fisiológica. De 1932 a 1956, por ejemplo, las mujeres no corrieron más allá de los 200 metros en los Juegos Olímpicos. Hoy en día, las mujeres corren las mismas pruebas que los hombres. Este espíritu igualitario permite que tanto las mujeres como los hombres disfruten de los beneficios del deporte, como la mejora de la forma física, el aumento de la fuerza, la pérdida de peso y la reducción del riesgo de enfermedades. Además, los deportes mixtos, como el tenis de dobles mixto o las ligas recreativas mixtas, permiten a hombres y mujeres disfrutar juntos de los aspectos sociales y físicos del deporte.

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