Un partido de fútbol consta de dos tiempos de 45 minutos, lo que significa que un partido de fútbol dura 90 minutos, excepto que no es así. A diferencia de otros deportes cronometrados, el reloj no se detiene cuando una lesión, una sustitución u otro acontecimiento interrumpe el juego. El árbitro anota estas interrupciones y añade tiempo al final de cada mitad. Como el árbitro tiene autoridad absoluta, un partido de fútbol dura lo que el árbitro considere necesario. O, como dijo el ex defensa estadounidense Alexi Lalas, “lo único que importa es el reloj en la muñeca del árbitro”.
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Parada del juego
Los árbitros de fútbol tienen la facultad de decidir el tiempo de descuento que se añade a una mitad por el tiempo perdido durante ese periodo. En consecuencia, la cantidad de tiempo añadido para un evento concreto puede variar considerablemente de un partido a otro. Por ejemplo, si el juego se detiene para evaluar el estado de un jugador lesionado y retirarlo del campo, un árbitro puede añadir cuatro minutos de tiempo de parada al final del periodo, mientras que otro árbitro puede añadir sólo dos minutos.
Juegos para jóvenes
Este nivel de incertidumbre no existe en los institutos y colegios estadounidenses, que utilizan un temporizador de cuenta atrás como en otros deportes. La duración de un partido de fútbol también depende de la edad de los jugadores. U.S. Youth Soccer proporciona directrices con períodos más cortos para los jugadores menores de 16 años. Por ejemplo, los juegos para niños menores de 6 años se dividen en cuartos de seis minutos.
